
Es obvio que todos hemos experimentado fantasías secretas. Nunca las hemos revelado ni creemos hacerlo. Tal vez nos parezcan demasiado sucias o sacarlas a relucir nos metería en graves problemas. Podemos fantasear con cien personas en medio de la atmósfera más erótica con cabida en el cerebro humano pero no pretendemos que se hagan realidad. Preferimos dejarlas en un archivo de la mente donde guardamos nuestro compendio de ideas que no cristalizaremos para bien o para mal. En ese mismo sitio de mi cabeza me imagino que también están por ahí algunos deseos no sexuales que surgen desde lo más profundo de mis ganas pero que sé que nunca haría; como cuando paseo en la calle y alguien con todos sus huevos me avienta el coche para que no pase y encima me mienta la madre o se burla y se sigue de largo. En ese momento yo deseo con toda mi fuerza poder bajarlo y arrastrarlo de los pelos por todo la calle. Lo visualizo con tanta perfección que juro que lo hice. Pues en ese apartado oscuro deben quedarse algunas fantasías.
Yo suelo decirle a muchos de los lectores de metro y del blogg que le compartan a sus parejas sus fantasías eróticas para poder cumplirlas juntos y darle ese sabor delicioso a las nuevas experiencias. Pero hay que tomar en cuenta cuando una fantasía debe quedarse en el compendio oscuro porque incluye a otras personas o porque sabemos que podrían lastimar en su ser físico o emocional con quien estamos. Es válido fantasear hasta donde la mente nos lleve, es sano. No convivo con la idea de que si alguien tiene una fantasía de una orgía con cuatrocientos negros, eso lo convierta en un pervertido. La mente es infinita ¿Cómo detenerla? Y no sólo en el sexo ¿Quién no ha fantaseado con algo que sabe que constituye un delito o un crimen y lo ha saboreado con infinito placer? Eso no los hace malos, no quiere decir que desee hacerlo. No tiene planes de realizarlo jamás.
Pues tal vez no entender esa diferencia nos cause graves conflictos. Una persona que conozco, de mi edad, está casada con un amigo mío. Ella es una mujer cool, relajada, tranquila, fiel a su marido y a su chamba. Pues su vida sexual era buena, en las palabras de él:
nunca avasalladora, pero placentera. Pues resulta que ella en un momento de comunión de pareja: relajados, desnudos, después de hacer el amor; le contó que su fantasía sexual más cabrona era hacer el amor con dos hombres al mismo tiempo mientras él (su esposo) la veía excitadísimo y luego se les unía. Ese comentario está llevando a este hombre a los lugares más iracundos de su mente y ahora desconfía de ella, imagina esa fantasía y no puede dejar de ver a su mujer como alguien sucio, a quien no conoce, con quien no se siente suficientemente hombre, celoso, asqueado y la lista sigue. Ella me llamó y platicamos al respecto. Está arrepentida por completo de haber abierto su bocota. Se siente terrible por haber fantaseado con algo así y no logro ayudarla a entender que eso no la hace mala, sólo fue una fantasía. Ya se puso la etiqueta de la mujerzuela cochina. Su desesperación radica en que sabe con todo su corazón que NO QUIERE hacerlo sólo lo imaginó en un momento de excitación, pero su esposo no lo entiende, no le cree. Para él una fantasía es algo que necesariamente quieres hacer
la historia continuara le seguimos pero por lo pronto ¿Ustedes qué creen? ¿Las fantasías sexuales son deseos que con absoluta certeza queremos realizar?
,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,BULL XXX,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,